Lamentablemente, estamos acostumbrados al incesante goteo de noticias salpicando al lobo. Unas veces nefastas, y otras aún peores.
Pues bien. Esta vez, cuando uno piensa que lo ha visto todo, más o menos, nos levantamos con la noticia de que la Junta de Castilla y Leon ha autorizado para los próximos tres años, un cupo de alrededor de 330 lobos. Ésto quiere decir que se van a aniquilar el 29% de la población al norte del río Duero.
Si ya de por sí, la noticia es alarmante y supone otro varapalo para la especie, y para la gente que sabemos el papel que desempeña el lobo ibérico en el medio natural. Cuando comienzas a leer el fundamento científico en el que se basa esa situación, uno no puede más que echarse a llorar.
Semejante medida, está basada en un estudio de T. K. Fuller del año 1995, que se desarrolló en el estado de Minnesota. Que nada tiene que ver con la península ibérica en cuanto a hábitat o influencia antrópica. También hay que destacar que este estudio se hizo sobre el lobo gris. Diferente a los de la península ibérica.
Todo esto además, se aplicará con los datos del último censo que la junta hizo allá por el año 2012 y 2013. Un censo notablemente sobreestimado que ya entonces no reflejaba la situación real del lobo, pero que ahora en 2019 mucho menos.
Un esperpento que ha llevado a la junta de Castilla y Leon a fijar ese 29% a ojo de buen cubero. Una medida inaceptable que no se basa en datos reales, y que más parece una medida tomada con la vista puesta en las próximas elecciones.